Ser positivo o ser pesimista, no es fruto del destino. La actitud se aprende y mediante la voluntad y el esfuerzo, se cambia.
Dependiendo de a qué le estemos prestando nuestra atención, impondremos a la mente una determinada forma de procesar y vocalizaremos en los aspectos que refuercen nuestra visión, ignorando los que la puedan hacer cambiar.
Los pesimistas o cenizos, no solo captan al instante todo lo negativo, sino que además se sienten atraídas por todo lo negativo. ¿Cómo identificarlos? Si dejamos de lado lo evidente, podremos identificarlos porque los pesimistas hablan constantemente de todo lo que no funciona, de lo mal que va todo, de las dificultades de la vida, critican las actitudes de los demás y generalmente se sienten incomprendidos y maltratados por la vida. Las positivas, en cambio, hablan de lo que les gusta, de experiencias que les agradan, de la belleza o el encanto de las cosas, de los momentos entrañables y de las cualidades que han podido percibir en alguien o en algo. Hablan de la magia de la vida y de los propósitos que les ilusionan.
Ambas actitudes tienen un gran poder en el entorno. Las personas negativas son capaces de generar malestar, mientras que las positivas aportan valor y "buen rollo".
Nosotros elegimos lo que queremos ser. Tod@s tenemos razones para poder anclarnos en una actitud o en otra. Solo dependerá de nuestro propósito.
El Universo ya se encargará de darnos la razón.
Namaste.
Jordi.
